vampiros en la peninsula iberica

VAMPIROS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Dentro de la rica colección de leyendas e historias folclóricas españolas, encontramos varios personajes que podríamos considerar, por su costumbre dentro de estas leyendas a desempeñar ataques sanguíneos contra sus víctimas, como vampiros.

El punto en común, por tanto, de los personajes que expondremos a continuación, no es más que su tendencia a atacar para alimentarse de la sangre de sus víctimas.

Vampiros en la península ibérica: Las “Chuchonas”.

Las chuchonas son unas conocidas brujas gallegas, consideradas una especie de vampiro, según cuenta su leyenda, por sus continuas apariciones nocturnas en las que chupaban la sangre de los niños, los cuales quedaban enflaquecidos. Tales niños de la época y zona, afectados con este síntoma, se les reconocía tener el “enguenido”, lo que sería el raquitismo actual.

El ritual tradicional reconocido que usaban las chuchonas para proceder era mediante una reunión de tres mujeres llamadas Marías, que pronunciaban un diálogo en el que repetían su nombre, además de unas frases en clave.

Concretamente, podemos señalar a la Santa gallega Comba, como una de estas chuchonas, que además fue acusada de matar a personas mayores y echar mal de ojo. En Santa Comba de Bértola (Pontevedra), existe la romería para curar el “meigallo”, una extraña enfermedad que los gallegos explican mediante la influencia de espíritus diabólicos.

También está el personaje de Dominga da Serra, mujer agricultora que fue acusada públicamente de chuchona, y condenada a llevar el sambenito. Se la conocía popularmente en el pueblo por beber sangre de recién nacidos y emplearla en pociones que aplicaba a remedios curanderos para sus pacientes.

Otro ejemplo de vampirismo en España: La “Guaxa” asturiana

Se trata de la figura también femenina y vieja, además en este caso, fea, de aspecto moribundo, con sólo un diente que usa para chupar sangre a los niños. En sus aventuras nocturnas, se colaba en las casas de familias tratando de robar vida al chupar la sangre de sus víctimas.

Pertenece, según la leyenda, al tipo de vampiro mortal, el cual ataca y toma el cuerpo de otro mortal, al que le pasa el vampirismo antes de morir. Esto explica la extensión en el tiempo de los males sufridos por estos ataques.

De esta manera se fue creando la leyenda asturiana que se aplicaba como explicación, cuando los niños perdían el color o languidecían, culpando a la “Guaxa”.

Desde Cataluña nos llega El Comte Estruch

Se trata de un personaje tenebroso, caballero europeo que llegó a tierras catalanas ofreciéndose como ayuda contra el ataque del ejército de Nassir. Tras la victoria, prefirió quedarse en España, por lo que el conde el Rey catalán, a modo de agradecimiento, le regaló un feudo cerca de Llers, Girona, donde el militar construyó un castillo, (El castell de Llers).

En su vida, como cristiano y señor feudal, luchó contra seguidores del Diablo y brujos de todo tipo de la comarca, y así, una vez muerto, las maldiciones recibidas en vida por tantas brujas, terminaron por ejercer su efecto.

Cuenta la leyenda, que el comte Estruch, en forma de alma errante, asaltaba el pueblo cada noche en busca de víctimas con las que alimentarse. Mantenía una imagen como en vida, fuerte y noble, hasta que un brujo de la zona consiguió mediante un exorcismo, hacerle volver a su lugar correspondiente. Sigue habiendo quien cree que aún sale del infierno durante ciertas noches.

Vampiros en la península ibérica: La dama de la torre de Malaveïna

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Este caso de vampirismo toma lugar en una comarca de Girona, en las ruinas de la torre de Malaveïna, lo que se podría traducir como “mala vecina”.

Se cuenta que dicha torre, se encontraba habitada por una dama que se hacía llegar mediante sus súbditos, niños del pueblo hasta su torre, a los cuales ella luego chupaba la sangre. Estos hechos tuvieron un periodo largo en el tiempo de vida de la dama, hasta que un día los vecinos se rebelaron y acabaron con ella.

El ugarés, otra importante leyenda del vampirismo en Cataluña.

Se trata de otra leyenda de vampiros de Cataluña. El ugarés fue un hombre poseído por espíritus malvados llegados del Mar Caspio. Terminó por morir en el Siglo X en una batalla y tras esto, construyeron un castillo donde se encontraba enterrado su cuerpo.

Mediante este razonamiento, se explica el hecho de las desgracias, enfermedades, plagas y muertes inexplicables que tuvieron lugar durante la obra y una vez ya construido el castillo.

La persona que lo erigió, ha pasado a la historia por dedicarse a hacer todo tipo de maldades, asesinando a niños, bebiendo su sangre, comiendo sus cuerpos, etc. Esto llegó a tal punto que comenzaron a decir que estaba poseído por el espíritu de Ugarés.

El comte Arnau.

El comte Arnau, personjae de la Edad Media catalana, quiso construirse un castillo, por lo que prometió al pueblo una medida de trigo a cambio de materiales para poder llevarlo a cabo.

Una vez levantado su imperio, no mantuvo su palabra. Debido a esto, el pueblo entero ejerció su odio contra el comte, llevando a cabo numerosas actuaciones a modo de venganza a través de las brujas.

El comte, enamorado de una monja, tras haber sido rechazado por ella, la noche de los Santos, la capturó y llevó a su castillo en contra de su voluntad. A la mañana siguiente, unos hombres del pueblo dispuestos a acordar con el comte, se encontraron con la horrorosa imagen de ambos asesinados de cruel modo, con mordiscos y hechos pedazos, por lo que culparon a los perros vampíricos.

Tras este hecho, se comentaba que hasta el siglo XIX, cada noche de difuntos, el conde, la monja y una jauría de perros aparecían del más allá para chupar sangre y despedazar a todo aquel que se cruzaran.

Vampiros en península ibérica: Los Dips

No todas las leyendas que tenemos sobre vampiros en España son humanos y conectando con la historia anterior, nos ocuparemos a continuación de los Dips, una especie de perros vampíricos.

Concretamente, los Dips son una raza de criaturas diabólicas provenientes del infierno, los cuales atacaron durante años tierras catalanas alrededor del pueblo llamado con su mismo nombre, Pratdip.

Se dice que los Dips eran negros, malvados, peludos, aparecían de noche y atacaban a los hombres, generando estragos y chupándoles la sangre para alimentarse. A parte de todo esto, tenían una particularidad y es que eran cojos, con una pata más corta de lo normal.

En algún momento del siglo IX, cuenta la leyenda que dejaron de aparecer, convertidos por la Virgen en piedra. No obstante, aún hoy en día hay quien afirma oír los aullidos de los Dips en el viento.

Esta leyenda se encuentra datada del Siglo XVI. Se puede encontrar en el retablo de Santa María del propio Pratdip, del año 1602, imágenes representativas de estos oscuros perros vampiros.

Si te interesan nuestras historias sobre vampiros, no dejes de consultar nuestro blog para mantenerte al día de todas nuestras novedades.

¡Te esperamos!

 

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